Si estudiamos la evolución de los primates, nos damos cuenta de que existe una clara tendencia a la socialidad. Una gran parte de los primates somos especies sociales. 

Aunque existen varios factores ecológicos (el más relevante de ellos es el riesgo de depredación) que moldearon la evolución de este grupo hacia un sistema de vida social, este estilo de vida tiene sus costes. Uno de ellos es el estrés que supone compartir espacio con varios individuos y competir por los recursos y el acceso a las oportunidades reproductivas. Para amortiguar este estrés, conductas como el grooming o la comunicación permitieron el establecimiento de una serie de vínculos sociales que mantienen la estabilidad y la cohesión del grupo.

Estas interacciones sociales tienen un efecto de bienestar y apaciguamiento en todos los primates. Los humanos, como primates que somos, no estamos extentos de ello. Cuando pensamos en qué nos puede hacer felices, mucha gente piensa en el dinero o la fama. Sin embargo, son las buenas relaciones con los demás lo que nos hace estar sanos, vivir más y sentirnos felices.

En esta fantástica y emotiva charla, Robert Waldinger nos lo demuestra mediante los resultados obtenidos en un estudio longitudinal de más de 75 años.

Reforzad vuestras relaciones sociales y que tengáis un feliz fin de semana: