Por Miquel Llorente @miquelpaniscus, presidente de la @APEspain

El pasado 12 de mayo se llevó a cabo en Barcelona el acto de celebración de los 80 años de la primatóloga británica.

Un público paciente y entregado desde media hora antes del acto. Esperando ordenadamente para el photocall como si de una estrella de cine se tratase. Libro en mano preparado para firmar y careta de chimpancé preparada para una sorpresa final. Esperando poder colocarse junto a ella sobre un fondo azul tras saludarla fervorosamente e intercambiar unas breves pero emocionadas palabras. A la mayoría, un simple nice to meet you les llenaba de orgullo.

Caras conocidas en este tipo de actos. Estudiantes entregados, personas con mariposas en el estómago y familias con hijos orgullosos compartir un momento especial para el recuerdo. Políticos, autoridades y asientos reservados en primera fila. Gentes venidas de cerca y de lejos, en metro o en avión. Y muchos de ellos soportando el dilema de tener que elegir entre ella y Frans de Waal. Es una tarde de lunes especial, Barcelona es la capital de la Primatología.

Sala impoluta, llena hasta los topes, mientras dos enormes esculturas – ejemplificando la Justicia – miran atentamente como los asistentes preparan sus manos para aplaudir a Jane. ¿Qué nos deparará la velada?

Lo primero son algunos problemas de sonido, dignos de cualquier gala que se precie y que aporta cierto aire de espontaneidad y familiaridad. Por suerte, Montse Guallar hace gala de sus dotes de actriz e improvisa sin problemas. ¡Por fin arreglado!

La presentadora nos recuerda que la recaudación de la gala se destinará a los proyectos que el Instituto Jane Goodall tiene en África, principalmente a sus proyectos de Senegal y Congo. En aquel momento, “una de las científicas más importantes del siglo XX” – nos recuerda la presentadora – se hace visible en el auditorio.

Jane Goodall, durante su última visita a Fundación Mona, junto a Olga Feliu y Richard Wrangham
Jane Goodall, durante su última visita a Fundación Mona, junto a Olga Feliu y Richard Wrangham

La tranquilidad que transmito es porque la selva de Gombe siempre me acompaña – aclara Jane nada más comenzar. Poco después vemos un video de sus inicios, cuando eran joven, con apenas una veintena de años, y acompañado con la banda sonora de Morricone (La Misión). Jane lo mira y escucha la música pacientemente, con las manos cruzadas y la voz más frágil que en otras ocasiones, pero afirmando nada más acabar la proyección que “nunca me rendiré“.

Prosigue hablando de las amenazas a los chimpancés y al planeta, visionando el ya celebradísimo vídeo de la liberación de la chimpancé Wounda con Rebeca Atencia, directora del Centro de Recuperación de Tchimpounga en Congo. Rebeca se muestra nerviosa y emocionada ante la “persona que me inspiró“. Emocionada también mientras explica el terrible estado en el que llegan las crías huérfanas de chimpancés al Centro de Recuperación. “Cuando llegan a nuestras manos nos odian” – exclama -, mientras después explica la historia de Asha, el “pequeño ángel” que perdió una mano pero que ahora se recupera junto a otros chimpancés y la ayuda de los cuidadores congoleños de Tchimpounga.

Aquí teneis ante vosotros a dos jóvenes héroes españoles” – afirma Jane ante la mirada de Rebeca y Ferran Guallar (Presidente del IJG España). Ciertamente, siempre he pensado que este es un país de primatólogos, y con interés en la primatología. Tan solo hay que ver lo que se cuece en Fundación MonaPrimadomus o Rainfer, de que aquí se trabaja mucho, muy bien y con pocos recursos. Esto debe ser un síntoma para la esperanza de la que habla Goodall a través de sus programas de Roots and Shoots, o como los del Cuarto Hocico y Children for Animals.

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La gala está llegando a su fin, y Guallar (Montse) le traslada un “gracias por inspirar a tanta gente“. Eulalia Fantova, mezzosoprano de Working Opera nos canta “Come again” (John Dowland) emocionando si cabe aún más al auditorio antes del momento del pastel que Lujuria Vegana le regala a Jane. Finalmente, la homenajeada lanza al público su broche final: “obstinación, amistad y reconocer la capacidad de cada uno de nosotros para marcar la diferencia, y porque no, para cambiar el mundo.

Felicidades.