¿Albinismo o leucismo? Es típico pensar en el albinismo cuando nos encontramos con una imagen como esta, en la que observamos un primate, en este caso, con el pelaje completamente blanco. Sin embargo, este tipo de coloración puede estar causado por otro tipo de alteraciones.

El albinismo, por un lado, se produce por una serie de mutaciones genéticas que reducen de forma total o parcial la actividad de la enzima tirosinasa, encargada de la producción de la tirosina, un aminoácido esencial en la formación de la melanina (el pigmento principal en la coloración de la piel, el pelo y los ojos). Aunque existen diferentes tipos de albinismo que afectan de diferente forma a la pigmentación (además de producir otro tipo de alteraciones), los individuos albinos suelen tener los ojos muy claros (azules) o bien rosados o rojos por la falta de este pigmento.

No obstante, en la naturaleza observamos casos en los que la coloración de los ojos se mantiene normal (generalmente oscura) a pesar de presentar un pelaje completamente blanco. En estos sujetos, podemos estar ante un caso de leucismo, que se produce por la presencia de un alelo recesivo que afecta a la migración y la diferenciación de los melanocitos (células que producen la melanina) provenientes de la cresta neural hacia la piel o el pelo durante el desarrollo del individuo. En este caso, los ojos y los labios no se ven afectados, ya que los melanocitos de estas áreas no provienen de esta cresta neural. Así, los animales leucísticos suelen tener una coloración de ojos normal.

En todo caso, este tipo de pigmentación (o mejor dicho, esta falta de pigmentación) en el pelaje, puede provocar un rechazo en el individuo afectado por parte de los demás componentes del grupo, lo que lo expone a una muerte segura, además de facilitar la detección por parte de potenciales depredadores. Así, un primate albino o leucístico presenta un riesgo mucho mayor de no sobrevivir en un hábitat salvaje.

Pero, no siempre tiene por qué ser así…