De Madrid al corazón de Borneo
Paloma Corbí

Por Eva Murua · Socia de la @APEspain
Fotos: Paloma Corbí, Eva Murúa e International Animal Rescue ©


Resulta desolador comprobar in situ cómo la acción del ser humano puede poner en peligro la existencia de otras especies. Qué mejor ejemplo de ello que el corazón de Borneo, hogar de Pongo pygmaeus, en grave peligro de extinción. Afortunadamente, lo que unos destruyen, otros intentan repararlo. Muestra de ello es el trabajo desarrollado por Karmele Llano Sanchez – fundadora y directora del Centro de Recuperación de Orangutanes que International Animal Rescue (IAR) ha establecido en Kalimantan oriental, Indonesia – y junto a ella la persona a la que tenemos la suerte de entrevistar, Paloma Corbí, responsable del Departamento de Etología en dicho Centro.

Paloma Corbí (izquierda) junto a Karmele Llano (derecha)
Paloma Corbí (izquierda) junto a Karmele Llanos (derecha)

Paloma, de España a Indonesia hay un gran salto y no sólo físico. Seguro que a quien nos lee le gustará saber cuál ha sido tu trayectoria, cómo llegaste aquí. 

Desde que era estudiante de Psicología en la Universidad Autónoma de Madrid, me he centrado en la Primatología y Etología. De hecho, mi Annual Research Practicum giró en torno al efecto temporal del enriquecimiento en el mono capuchino pardo (Cebus apella) en el Centro de Conservación de Primates RAINFER en Madrid. Por ello, tras licenciarme me trasladé a Barcelona para realizar el Master de Primatología. Hice mis prácticas en Fundació MONA, en Girona, y posteriormente regresé a RAINFER, donde trabajé temporalmente como voluntaria. Por suerte, entré en contacto con la veterinaria Karmele Llano, quien por aquel entonces – año 2008 – ya dirigía en Java y en colaboración con la organización International Animal Rescue (IAR), el Ciapus Primate Centre dedicado al rescate, recuperación y liberación de loris lentos (Nycticebus coucang) y macacos (Macaca nemestrina y Macaca fascicularis). De esta forma tuve la oportunidad de trabajar allí por u tiempo como voluntaria, ocupándome del cuidado, enriquecimiento, bienestar general y observación conductual de estos primates.

Ahora trabajas en Kalimantan oriental – la parte indonesia de Borneo – en un proyecto dirigido a la rehabilitación de orangutanes que comenzó en 2009 y que ha pasado por varios emplazamientos. ¿Cómo surgió este proyecto? ¿Cómo se ha desarrollado?

Efectivamente, al no existir en esta parte de la isla un centro adecuado que recogiese el número cada vez mayor de orangutanes víctimas del tráfico ilegal y de la destrucción de su hábitat, en 2009 Karmele Llano comenzó con la ayuda de IAR un nuevo proyecto: un centro de rescate y rehabilitación de orangutanes en Kalimantan oriental.

El primer paso consistió en la mejora y habilitación de un pequeño centro de tránsito ya existente, el cual albergaba desde hacía años algunos orangutanes imposibles de trasladar a otros centros ya de por sí saturados. Se cambiaron las pequeñas instalaciones por otras más amplias, se les dotó del enriquecimiento del que carecían por completo con hamacas, lianas y balancines, además de mejorar el bienestar general de los orangutanes gracias a la atención médica, una alimentación variada y la introducción de enriquecimientos ocupacionales extras en las dietas diarias. Los orangutanes más pequeños y juveniles tenían sus horas de recreo en un área especialmente preparada para ello. Pero, aún y todo, el recinto tenía sus limitaciones, ya que además el número de orangutanes iba aumentando debido a los rescates de los casos más urgentes. Llegamos a tener treinta orangutanes. Por ello, en 2011 se compró un nuevo terreno de unas veinticinco hectáreas, con la idea de construir un nuevo Centro –Sungai Awan– y se fueron trasladando gradualmente los orangutanes de uno a otro -primero bebés y juveniles- de forma que en 2013 funcionaba ya a pleno rendimiento. Butlletí ape 5

Por lo que dices, no fue fácil emprender un proyecto de este tipo, partiendo prácticamente de cero.

Empecé a trabajar en Ketapang a la vez que comenzaba a funcionar el Centro de tránsito en 2009 y la verdad es que al principio fue un poco duro, básicamente por la falta de personal, pero bueno, con muchas ganas y trabajando duro conseguimos ponerlo en marcha. Por mi parte, además de participar en rescates, me encargué durante un tiempo del cuidado de los bebés, diseñé su área de juego y de entrenamiento y los programas de enriquecimiento del resto de los orangutanes de los que te hablaba antes. Además, comencé con las observaciones y toma de datos para poder evaluar estos programas.

He tenido la oportunidad de visitar el antiguo Centro – hoy en día desocupado – y hay que reconocer que la evolución en tan pocos años ha sido asombrosa: por el espacio, por las infraestructuras y por el increíble trabajo que habéis hecho. Pero para quien no lo conozca, ¿podrías hablarnos de Sungai Awan y cómo está organizado? 

Sungai Awan es un centro de rescate, rehabilitación y reintroducción de orangutanes dirigido por Karmele Llano, situado a unos pocos kilómetros de la ciudad de Ketapang. Gracias a los fondos obtenidos, superficie inicial se ha ampliado hasta alrededor de 70 hectáreas y cuenta con una clínica equipada con sala de operaciones, sala de rayos X, laboratorio y edificios de cuarentena. Con los últimos rescates, el número de orangutanes está en torno a los ochenta. En cuanto a la forma de organización: por un lado tenemos las jaulas de socialización donde se encuentran los más adultos, imposibles de reintroducir en la naturaleza debido a la vida en cautividad que han sufrido.

Para los orangutanes de uno a tres/cuatro años – alrededor de once actualmente – el día comienza a las seis de la mañana en la Baby School, una zona de bosque donde se intenta estimular su locomoción arbórea: son libres para buscar comida en los árboles, jugar juntos o construir nidos. Las babysitters que les acompañan y cuidan, recogen diariamente cuatro horas de datos conductuales a fin de poder valorar su evolución individual. Sobre las cuatro de la tarde regresan a las instalaciones nocturnas donde pasan la noche.

Los juveniles – de entre tres/cuatro y siete/ocho añosson cerca de treinta y cinco e igualmente abandonan las instalaciones sobre las seis de la mañana para pasar el día en la Forest School junto a sus cuidadores. Ellos también son libres de buscar comida por los árboles y el bosque, de desarrollar todas la habilidades que en el futuro necesitarán para poder vivir por sí mismos en la naturaleza: de hecho, los hay más independientes y con más capacidades para subsistir en el bosque, y de ellos pueden aprender los más humanizados. Los orangutanes de la Forest School vuelven a las instalaciones sobre las cinco de la tarde, aunque depende de ellos si quieren dormir en ellas o prefieren quedarse en el bosque, en su propio nido. Del mismo modo, cada día se recogen seis horas diarias de datos conductuales para evaluar quiénes pueden acceder al siguiente estadio, lo que denominamos la Isla y la enclosure.

La enclosure y la Isla constituyen el último paso antes de la reintroducción. Se trata de dos recintos cerrados, de una hectárea de superficie la primera y de seis hectáreas la Isla -la llamamos así no porque realmente lo sea, sino porque es un área bordeada por agua-. Desde allí los orangutanes no tienen la posibilidad de entrar a las instalaciones nocturnas, sino que duermen en el bosque. A aquellos que están a las puertas de la reintroducción se les realiza un seguimiento y recogida de datos de nido a nido, es decir, desde que se levantan y lo abandonan alrededor de las cinco de la mañana hasta que vuelven a construir otro por la noche para descansar. En ambos recintos el contacto con los humanos está muy limitado, quedando reducido exclusivamente a los cuidadores que les proporcionan comida dos veces al día en unas plataformas y a la recogida de datos.

De este modo, en el momento en el que un orangután se considera que está preparado para vivir por sí mismo en la selva, se procede a su reintroducción. Actualmente el área destinadaa ello es Gunung Tarak, un bosque protegido colindante con el Parque Nacional de Gunung Palung, si bien es una zona provisional hasta que se determine el área permanente para todas las reintroducciones del Centro. Allí está establecido un campamento con un equipo de seguimiento de los orangutanes, de nido a nido: se recogen datos conductuales y puntos GPS para conocer las zonas por las que se mueve cada individuo. Actualmente hay tres orangutanes reintroducidas en Gunung Tarak: Helen en enero de 2014, Prima en junio y Peni en octubre del mismo año. Las tres están teniendo un seguimiento de nido a nido y lo cierto es que están completamente adaptadas al bosque con unos patrones de comportamiento muy similares a los de los orangutanes salvajes, teniendo incluso encuentros con machos salvajes.

Para el futuro, el objetivo es, por un lado, encontrar un área permanente y protegida donde puedan ser reintroducidos los orangutanes y, por el otro, reservar una parte de la Isla para los que actualmente viven en las jaulas de socialización, donde sigan al cuidado del Centro pero sin rejas y sin tener ningún conflicto con ninguna población cercana.

Los rescates son parte fundamental del trabajo del Centro, desde bebés arrebatados a sus madres y mantenidos ilegalmente como mascotas hasta adultos víctimas de las plantaciones de aceite de palma. ¿Puedes hablarnos de estos rescates? ¿Cómo se desarrollan? 

Para los rescates, contamos con la ayuda del Departamento Forestal del Gobierno. Los orangutanes salvajes que han tenido que ser rescatados de las plantaciones de palmas aceiteras o a causa de quemas de terrenos, son trasladados hacia áreas seguras. Por supuesto, en caso de que físicamente necesiten algún tipo de rehabilitación o de cura, son llevados a las instalaciones de cuarentena de Sungai Awan, donde permanecen hasta que el equipo médico les dé el alta. En el caso de los orangutanes rescatados víctimas del mercado ilegal de mascotas, sin lugar a dudas son llevados al Centro. Tras el período de cuarentena y las pruebas y análisis oportunos que confirmen que están limpios de enfermedades, en función de su edad se les socializa con el resto de orangutanes: los adultos en las instalaciones de socialización, los juveniles en el Forest school y los bebés en la Baby school. Desde que se puso en marcha el proyecto en 2009, se han realizado numerosas translocaciones de orangutanes salvajes rescatados y, como decía antes, en 2014 empezaron las reintroducciones de orangutanes rehabilitados que se consideraban ya capacitados para vivir por sí mismos en el bosque. De hecho, con la enclosure y la Isla funcionando como entrenamiento pre-release y el área para llevar a cabo las reintroducciones, empezará a aumentar el número de orangutanes rehabilitados reintroducidos.

Tu trabajo actual se reparte entre Sungai Awan y Gunung Tarak – el área de reintroducciones-. ¿Podrías explicarnos cómo se desarrolla?

team Mi trabajo ha pasado por diferentes etapas y siempre amoldándome a las necesidades del Centro. No obstante, durante este último año principalmente me he centrado en la recogida, entrada y análisis de datos. De hecho, una vez estuvimos de acuerdo en cómo sería el etograma final, mi labor consistió en preparar a los cuidadores en la recogida y entrada de datos, elaborar tests de fiabilidad interobservadores para asegurarnos de la buena calidad de los registros y el análisis de los mismos. De todas formas, aunque mi trabajo consiste en supervisar y coordinar todo lo relacionado con los registros etológicos, mi tarea está también muy enfocada hacia la preparación de los cuidadores y al desarrollo de sus competencias de cara a su trabajo como tales. Siempre que puedo les echo una mano team selva2intentando aportar nuevas ideas para los enriquecimientos, proponiendo calendarios mensuales con ejemplos de dos o tres enriquecimientos diarios. En las reuniones mensuales que mantenemos, hablamos de la importancia de los enriquecimientos, de los datos y de su labor como cuidadores en el proceso de rehabilitación conductual de los orangutanes.

En Gunun Tarak es un poco lo mismo: voy diez días al mes, recojo e introduzco datos, preparo a los trabajadores locales para que ellos también puedan reunirlos de forma fiable, verifico que los introducen correctamente y, por supuesto, compruebo personalmente cómo están los orangutanes tanto desde el punto de vista físico como conductual.