Por Sara Ortín León @KaLaoritn – Vocal de Conservción y Bienestar de la @APEspain

Actualmente la población de chimpancés (Pan troglodytes) está disminuyendo drásticamente. Sus amenazas son principalmente la pérdida de sus hábitats y la caza ilegal, tanto para su consumo como para el tráfico de las crías. Éstas, serán transportadas a zonas habitadas y vendidas en mercados locales o mantenidas en cautividad en pésimas condiciones, alejadas de sus familias, huérfanas. A esta realidad desoladora, debemos añadirle otro hecho que sucede tanto en libertad como en cautividad, el rechazo de los recién nacidos por sus madres. En cautividad, se suele dar en madres que no han adquirido experiencia en cuidar a las crías o que simplemente no son unas “buenas” madres. Transportan a las crías arrastrándolas o empujándolas, les realizan excesivo grooming, les conceden insuficiente contacto físico y parecen no atender a sus llantos. Las madres parecen no percibir las necesidades de sus crías, como si estuvieran totalmente desconectadas de ellas.

Con esta realidad y teniendo en cuenta la situación actual de la especie, es necesario encontrar la manera de poder introducir estos huérfanos en una familia de su misma especie, tanto en zoológicos como en santuarios. Pero hasta que se inicia este proceso de introducción, ¿quién se hace cargo del recién nacido? Inicialmente, suele ser cuidado por una madre sustituta humana preparada para actuar como su propia madre chimpancé. Esta madre sustituta jugará con la cría, estimulará sus músculos y la alimentará de la misma manera y con la misma frecuencia que lo haría su propia madre. Parecen todo ventajas, pero no es del todo cierto, ya que ser cuidada por humanos solo la ayudará momentáneamente. Si la introdujéramos en un grupo establecido de chimpancés implicaría un riesgo importante, dado que seguramente carecería de las habilidades sociales adecuadas y provocaría comportamientos agresivos por parte de otros miembros del grupo, llegando a ser letales.

By Chi King CC Some rights reserved
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Una manera de eludir este riesgo es introducir a la cría primero a un pequeño grupo de hembras con experiencia. Con el paso de los días, únicamente una de las hembras empezará a realizar comportamientos como compartir el nido con el recién nacido, transportarlo adecuadamente y estará pendiente de él, intentando minimizar sus situaciones de riesgo. La cría conseguirá que una chimpancé se preocupe por ella y la dote de cualidades sociales necesarias para enfrentarse al grupo donde se introducirá, no será su madre biológica, pero una madre al fin i al cabo.

Se han dado casos tanto en libertad como en cautividad de adopciones por parte de hembras chimpancés adultas. Por el contrario, solo se tiene constancia de adopciones por parte de machos adultos en libertad.

En este punto se procederá al momento más complejo de todo este proceso, la introducción en un grupo ya establecido. Aún no se conocen con precisión los factores claves de una exitosa introducción e integración de una cría chimpancé, dado que cada caso es distinto a los anteriores y son muchas las condiciones influyentes. Las más estudiadas son la estructura de los grupos, edades, variaciones individuales y la pugna por la jerarquía de los miembros del grupo. Existen distintos comportamientos a poder ser utilizados como termómetro de la integración. Con gorilas se ha utilizado el juego social con todos los miembros del grupo como medida de una exitosa integración, y considerando el juego social con el macho dominante el fin del proceso. Otros investigadores utilizan otros criterios, como por ejemplo la disminución de interés hacia los humanos por parte de la cría.

En 1998 se acordó que una exitosa integración de un chimpancé acontecía cuando la cría desarrollaba interacciones sociales positivas con todos los miembros del grupo.

Recientemente, Maria Thunström, Tomas Persson y Mats Björklund (de la Universidad de Uppsala y Universidad de Lund) presentaron el cautivador caso de una cría de 12 meses que tuvo que desapegarse de su madre sustituta humana para poder establecer nuevos vínculos, esta vez, con una madre sustituta de su misma especie, y así poder introducirse y formar parte de una nueva familia. La cría nació en el 2008 en el zoológico Kolmarden, Suecia y creció con cuidadores humanos dado que su madre no mostró comportamientos maternales. El grupo en el cual se la integró, en el zoológico Furuvik, Gävle, Suecia, constaba de 5 miembros.

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En las primeras cuatro semanas la cría interaccionó con los subadultos del grupo, con presencia de comportamientos como grooming y juego entre ellos. El macho adulto en principio no mostró interés por la cría aunque ocasionalmente se daban momentos de juegos entre ellos. En las segundas 4 semanas, el contacto por parte de los cuidadores con la cría finalizó, produciendo en esta una gran inseguridad. Eran los primeros vínculos que ella había establecido y ahora los había perdido por completo. En este momento, su madre sustituta chimpancé aumentó extraordinariamente sus cuidados hacia ella. Fueron necesarias unas semanas más para que la cría fuera capaz de realizar comportamientos que reflejaran un estado de seguridad emocional. El resto de miembros del grupo ya realizaban comportamientos afiliativos con la cría como jugar con ella, transportarla y grooming entre otros. Así mismo, en el proceso de la integración, la cría fue aumentando sus pequeños viajes exploratorios, alejándose cada vez más de su nueva madre y volviendo a ella unos minutos más tarde. Inmersa en juegos, exploraciones y atenciones, el momento ya había sucedido, había sido aceptada en la familia.

Este estudio nos presenta la importancia de conocer con profundidad los mecanismos de adopción y futura introducción de estos primates no humanos, dada su situación actual y las graves consecuencias conocidas que resultarían de mantener a una cría chimpancé apartada de otros individuos de su especie. Una extraordinaria flexibilidad de las motivaciones maternales de los individuos, comprometiéndose una chimpancé adulta a atender a una cría que no es suya ni de ningún miembro de su familia. Siendo capaz de entender las necesidades de la cría, incluyendo las emocionales y actuando convenientemente. Existiendo entre ellas una asombrosa relación altamente parecida a la relación madre-cría. Aspectos decisivos de una especie tan cercana a la nuestra, la humana, que tendremos el deber de profundizar para su bienestar y conservación.

Articulo original:

Integration of a hand-reared chimpanzee (Pan troglodytes) infant into a social group of conspecifics

Autores: Maria Thunström • Tomas Persson • Mats Björklund

Revista: Primates

Año publicación: 2012